Desde hace un tiempo a esta parte se nos ofrece
información sobre un proyecto impulsado por algunas instituciones públicas para
la reintroducción de la Paloma Rabiche en Gran Canaria, con la promesa de que
una especie antiguamente extinguida en esta isla (Incluso se aventuran a decir
en qué época se extinguió) volverá a surcar los cielos de esta isla.
La realidad parece ser otra, ya que realmente no
existen evidencias claras de que esta especie haya habitado alguna vez en Gran
Canaria. El hecho de que en la antigüedad existiera un Hábitat propicio para la
Paloma Rabiche no quiere decir que existiera en dicha isla. Es sabido por
ejemplo que el Pinzón Azul no existe en La Palma aunque haya sitios idóneos
para la especie. Lo mismo se podría decir del Pico Picapinos y de otro tipo de
aves.
Lo más preocupante es como se está realizando este
proyecto, rodeado de secretismo y llevado a cabo por un círculo de personas y
entidades elegidas a dedo. Esta “dedocracia” está creando algunos casos
lamentables, como pueden ser las falsas promesas de mantenernos informados o de
invitaciones prometidas que nunca llegaron para presenciar la liberación de los
dos primeros ejemplares de palomas.
Tampoco se entiende cómo se veta la participación de
una entidad que se presta a realizar de manera totalmente altruista el
seguimiento mediante dispositivo de radiotracking de los dos primeros
ejemplares liberados. Finalmente fueron liberados sin ningún tipo de
dispositivo de seguimiento al parecer para no estresar a estas aves, cosa
curiosa, ya que más estresante parece ser la sesión fotográfica con las palomas
retenidas en las manos antes de su liberación.
Quizás la razón real para que se haya
producido este veto es para que no se sepa realmente cual es el futuro de los
ejemplares liberados en un Hábitat degradado, con presencia de depredadores en
mayor número, ya sean de origen natural (Gavilanes y halcones en plena época de
cría), o introducidas (Gatos asilvestrados, ratas, etc.), veneno, etc.
Por otro lado, hay otros asuntos polémicos, como los
intentos de cría de esta especie en jardines de domicilios particulares o que
el proyecto cuente con autorización para expoliar cada año 12 ejemplares de
otras islas y traerlos a Gran Canaria, aspectos preocupantes si tenemos en
cuenta la muerte que ya se ha producido de una cantidad similar de Palomas Rabiche
en los jaulones donde estaban ubicadas.
No se entiende qué tipo de intereses se pueden tener
para llevar a cabo un proyecto costosísimo para el cual ya se han empleado
miles y miles de euros de fondos públicos canarios, se ha solicitado un
proyecto LIFE por importe superior al millón de euros y que incumple las
directrices de la UICN respecto a este tipo de ¿Reintroducción? en varios de sus apartados (Fundamentos,
participación ciudadana, etc.).
Todo esto está sucediendo mientras desaparecen de
Gran Canaria los últimos ejemplares de Chorlitejo
Patinegro debido principalmente al desmesurado “Desarrollo” urbanístico; O los
últimos cuervos que sobrevuelan el cielo de la isla, amenazados por la caza
furtiva, envenenamiento u otro tipo de
amenazas, aunque al encontrarse esta especie en el apartado de “En peligro de
extinción” en el Catálogo de especies protegidas de Canarias, debería contar
con un Plan de Recuperación.
En definitiva, en caso de seguir con la muerte de
ejemplares de Paloma Rabiche, (especie única en el planeta), veto informativo o
participativo, habrá que pedir responsabilidades a los promotores de este
proyecto, y no cabe en este sentido referirse solo al político de turno, sino
también a los técnicos que se empeñan en realizar el proyecto de esta manera.
También habrá que incluir en la petición de responsabilidades, a las entidades
(ONGs. Incluidas) que de manera directa o indirecta estén participando o
apoyando el proyecto de manera egoísta, sin importarles el veto informativo y
participativo al que se somete a otras entidades conservacionistas y sobre todo
la continua muerte de ejemplares de Paloma Rabiche. Es indiscutible que un millón de euros da para
conseguir suficientes apoyos.
Resumiendo: No más “dedocracia” y sí más democracia
por parte de las administraciones públicas a la hora de elegir y realizar
proyectos conservacionistas, sobre todo en los tiempos de crisis en que vivimos
y que no son acordes con proyectos muy costosos que no está nada claro si se
desarrollan pensando en la naturaleza canaria o en poder “Enchufar” al amigo
técnico de turno.
Tampoco se puede intentar justificar el proyecto en
base a que tiene los permisos necesarios, también el nuevo catálogo de especies
protegidas, las prospecciones petrolíferas, puerto de Granadilla, etc. cuentan
con permisos…
El aspecto de repoblación de vegetación es otro
aspecto a tener en cuenta dentro del proyecto, esperemos que logremos tener
acceso a la información, de momento se puede concluir en lo siguiente: ¿Árboles
a cambio de Aves?
Más información aquí:
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